Brujas en el Vero

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Existen dos hechos constatados por el Tribunal de la Inquisición con referencia a la existencia, allá por el siglo XVI, de brujas en nuestro entorno. Dominica la Coja, bruja de Pozán de Vero y Martina Dueso, de Alberuela de Laliena.

Pero hay más historias…

Las brujas fueron víctimas de una sociedad, la del XVII, que las utilizaba (para fines curativos, fundamentalmente) para despues desacretidarlas e incluso acusarlas de brujería ante el Tribunal del Santo Oficio.

Muchos pueblos de las sierras del Alto Aragón debido a su aislamineto y su dificultad orográfica precisaban de los curanderos locales, de las magas y magos, para sanar a su pobladores.

El hecho de meter bajo la misma definición de brujería, a las brujas o brujos digamos blancos (los curanderos) y negros (los que intentaban hacer el mal) es lo que llevo a múltiples inocentes a los grilletes de la Inquisición y a sus hogueras «purificadoras».

La circunstancia histórica

La España del siglo XVII se caracteriza sobre todo, por ser una España en declive.

Aridez, cosechas deficientes, precios elevados, impuestos, guerras, enfermedades…son razones de una situación tan desastrosa del país. La demografía se estanca y se inicia la despoblación.

Proliferaban por doquier los conventos, abadías y monasterios de monjas y de clero secular. Había una superabundancia de eclesiásticos.

Paralelamente a esta superabundancia se desarrolló la superstición, hechicería, brujería, posesión…alcanzando una auténtica «Edad de Oro de la Brujería».

El Alto Aragón no fue ajeno a estos fenómenos. El montañés era víctima de la geografía de las Sierras y las partes Altas. Su vida era miuy limitada y monótona.

La incultura propicionaba la recepción de ideas mágicas y supersticiosas. Intentaban explicar todo lo que ocurría a su alrededor atribuyéndolo a fuerzas o agentes sobrenaturales. Por eso era cómodo aceptar la brujería y la hechicería.

Dentro de esta situación existen una serie de causas por las que apareció la figura de las brujas/os:

  • Las mujeres permanecían casi todo el años solas en el poblado. Los hombres desaparecían por sus actividades ganaderas, matrimonios de conveniencia…
  • Incomunicacion permanente, lo que provocaba la aparición de sanadaroes locales.
  • Pocas horas de sol, debido a loa orientación de los valles de norte asur y a las fuertes nevadas.
  • Las mujeres sin dote. En estas circunstancias era muy difícil encontrar marido por lo que abundaban las «solteronas»

Existía pues en los valles una situación de escasez casi permanente, física y espiritual.

Dominica la coja, la bruja de Pozán

Como ya hemos dicho anteriormente, la costumbre que por estos valles se tenía de culpar a las brujas de las desgracias que no tenían una explicación aparente, es lo que llevó también a la bruja Dominica la Coja ante la Inquisición y posteriormente a «relajar al brazo secular», ajusticiarla.

Los delitos de brujería eran tan difíciles de probar (en casi todos los casos, por no existir tal delito) que los vecinos de Pozán de Vero se reunieron el 25 de octubre de 1534 y crearon los Contrafueros, con los que se podía juzgar estos delitos sin necesidad de aportar pruebas, tan sólo con los testimonios de la gente, y la gente tenía mucho miedo, eran tiempos muy difíciles y buscaban en lo esotérico la causa de sus desgracias.

Dominica pasó de ser «partera, entretenedora, curandera, santiguadora, abortona»… a ser alguacila del Diablo.

Se le abrió un poceso por la Justicia Civil u Ordinaria en Pozán de Vero, donde ella vivía. La fama pública de bruja flotaba desde hace tiempo. Sus vecinos, los mismos que recurrieron a ella cuando la necesitaron, la acusaron públicamente de bruja delante del Justicia del lugar, el cual condenó a la rea a muerte «natural»: hoguera.

Tras torturar a Dominica y hacerle confesar innumerables delitos esta falleció antes de cumplir la sentencia.

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